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Tipos de soleae |
En la antigua Roma como ya hemos visto, era fácil
distinguir la clase social de una persona por su vestimenta pero también por su
calzado. Los romanos no solían llevar el pie desnudo, lo contrario
suponía pobreza. Había dos tipos de calzado: las sandalias (soleae) y los zapatos (calcei).
Las sandalias estaban formadas por una suela de cuero recio o esparto, atada al
pie de distintas maneras. Según la costumbre su huso se limitaba a la casa y su
uso fuera de ella se consideraba de informalidad y perdida estatus.
Es curioso pero durante las comidas no se utilizaban. El anfitrión
y los invitados entraban con ellas pero una vez colocados todos en su sitio,
los esclavos les quitaban las sandalias a los comensales y las guardaban hasta el
final del banquete. Cuando un invitado salía a cenar en una Lectica
(litera), llevaba las solae,
pero si iba caminando utilizaba calcei y un esclavo le llevaba las
sandalias.
Calcei: Usado de puertas afuera, aunque fuera más incomodo que
las solae.
Las buenas formas impedían llevar toga sin calcei. Los calcei serían nuestro
equivalente a las botas de cuero, sujeto con tiras de cuero.
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Reproducción de unos calcei |
Las clases superiores tenían un calzado especial propio de
su rango. Los zapatos de los senadores (calceus senatorius) tenían una suela
gruesa, se abría en la parte interna del tobillo y se ataba con amplias tiras
de cuero que iban desde la suela y parte superior, daban vueltas alrededor de
la pierna hasta en empeine. El calceus patricius, era solo
utilizado en un principio por los patricios pero pronto se extendió a todos los
magistrados curules. Tenía la misma forma del calzado senatorial, eran de color
rojo y llevaban un adorno en plata o marfil en forma de luna creciente (lunula)
en la parte externa del tobillo.
Los ciudadanos normales llevaban zapatos que se habrían por
delante y se ataban con una cinta de cuero. No subía tanto en la pierna como
las de los senadores y posiblemente el cuero no estaba cromado. Los más pobres utilizaban
los perones, de materiales más burdos y
sin curtir, los soldados llevaban las caligae de la factura más resistente
posible y con tachuelas de hierro para
los terrenos difíciles.
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